Cada 17 de septiembre celebramos el día del profesor en honor a José Manuel Estrada, profesor, escritor, político, intelectual y eminente orador argentino, quien falleció a los 52 años un 17 de septiembre de 1894.
Fue docente en escuelas secundarias y también en universidades, lugares desde donde defendió la libertad de cátedra.
Escribió numerosas obras sobre educación, historia y política de su país, fue diputado nacional por la Unión Católica, director de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y rector del Colegio Nacional de Buenos Aires.
Recordamos alguna de sus máximas para los profesores:
No se educa cuando se imponen convicciones, sino cuando se suscitan convicciones personales. No se educa cuando se imponen conductas, sino cuando se proponen valores que motivan No se educa cuando se imponen caminos, sino cuando se enseña a caminar. No se educa cuando se impone el sometimiento, sino cuando se despierta el coraje de ser libres. No se educa cuando se imponen ideas, sino cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia No se educa cuando se impone el terror que aisla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica. No se educa cuando se impone la verdad, sino cuando se enseña a buscarla honestamente. No se educa cuando se impone un castigo, sino cuando se ayuda a aceptar una sanción. No se educa cuando se imponen disciplinas, sino cuando se forman personas responsables. No se educa cuando se impone el miedo que paraliza, sino cuando se logra la admiración que estimula. No se educa cuando se impone información a la memoria, sino cuando se muestra el sentido de la vida. No se educa cuando se impone a Dios, sino cuando se lo hace presente con la vida misma.
No se educa cuando se imponen convicciones, sino cuando se suscitan convicciones personales.
No se educa cuando se imponen conductas, sino cuando se proponen valores que motivan
No se educa cuando se imponen caminos, sino cuando se enseña a caminar.
No se educa cuando se impone el sometimiento, sino cuando se despierta el coraje de ser libres.
No se educa cuando se imponen ideas, sino cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia
No se educa cuando se impone el terror que aisla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.
No se educa cuando se impone la verdad, sino cuando se enseña a buscarla honestamente.
No se educa cuando se impone un castigo, sino cuando se ayuda a aceptar una sanción.
No se educa cuando se imponen disciplinas, sino cuando se forman personas responsables.
No se educa cuando se impone el miedo que paraliza, sino cuando se logra la admiración que estimula.
No se educa cuando se impone información a la memoria, sino cuando se muestra el sentido de la vida.
No se educa cuando se impone a Dios, sino cuando se lo hace presente con la vida misma.