Darnos tiempo para reconocer y agradecer tanto bien recibido, para contemplar cómo en tu Amor se ido convirtiendo nuestra vida. Reconocernos caminando acompañados por tantos rostros, sabernos hermanos en tu búsqueda y en tu Encuentro.
Abrazar la Vida que tú, Señor, plenificas… Celebrar que somos protagonistas de esta historia, que somos capaces de asumirla y en Vos, seremos capaces de redimirla sabiendo que la historia social y comunitaria se redime, se abraza y se sana desde el Encuentro con un otro habitado por Vos.
Conscientes de que las historias no se redimen al por mayor. Eso es cosa de corazón a corazón. Que somos nosotros semillas de vida, y que estamos llamados a florecer una y otra vez hasta que llegue el momento de nuestro Encuentro definitivo. Festejar que hemos sido creados para en todo amar y servir, cada día, a cada momento, a cada hermano y que a medida que vivimos de acuerdo al fin para el que nos has creado fluye en nosotros infatigable tu Espíritu llenándonos de tu Vida en abundancia.
Tú, Señor, amigo y Padre, eres nuestra esperanza en este caos. En Vos cobra sentido la historia personal y comunitaria, en Vos es posible construir nuevas estructuras que incluyan, que sean justas y fecundas. En Vos nos sabemos protagonistas y nos creemos capaces de semejante desafío de vivir de lleno y nos atrevemos a dejar de surfear la vida. En Vos nos entregamos y en Vos vivimos. Solo nos basta tu amor y gracia.