Novios misioneros: de misión ad gentes a la selva en Ecuador

martes, 19 de febrero de

19/02/2019 – La misión no sabe de frontera ni de estados de vida. Todos los cristianos, jóvenes o ancianos, casados, religiosos o solteros, están llamados a salir al encuentro en el anuncio misionero. El evangelio se anuncia en los templos, pero también en la vida familiar, en las escuelas, en las oficinas públicas, en el ámbito del deporte y también desde la comunicación social.

Inés y Maxi son novios y pronto vivirán una fuerte experiencia misionera: junto a su compañero Francisco, irán durante un año como misioneros a una zona selvática de Ecuador. Mientras preparan el bolso y sobretodo, el corazón, nos cuentan su testimonios.

 

Somos Maximiliano e Inés, tenemos 24 años, y participamos hace tiempo de la comunidad Capuchina de Córdoba. Hace más de un año que somos novios, y en marzo nos vamos a ir como misioneros ad gentes por un año a Ecuador, donde nos recibirá la comunidad Capuchina del Vicariato Apostólico de Aguarico, en la ciudad de Francisco de Orellana.

Los dos, desde chicos, participábamos activamente en nuestras parroquias. Y luego nos conocimos en las actividades de la comunidad de jóvenes capuchinos. Compartimos el amor por Cristo y la Iglesia, el deseo de seguirlo y servirlo en los que más lo necesitan y nos sentimos llamados a la santidad. Estas cuestiones que son centrales en las vidas de los dos, se hacen centrales también en nuestro noviazgo. Son nuestras vidas y nuestra relación edificadas en Cristo, las que nos sostienen para vivir el amor con una mirada de fe y para caminar hacia el matrimonio y una familia juntos. En definitiva, compartimos el sueño de tener una familia entregada a Dios.

El hecho de poder compartir este llamado misionero como novios, significa una gran bendición. Para nosotros es un sí de Dios, que sigue apostando por que lo sirvamos y por que lo hagamos juntos. Además, estamos entusiasmados por conocernos más y desde otra dimensión de nuestras vidas: desde el servicio y la entrega radicales que implican una misión. Claro que también involucra renunciar a ciertas cosas, como estar lejos de nuestras familias, interrumpir los estudios (en el caso de Maxi), postergar el comienzo de la vida profesional (en el caso de Ine). Pero nos aventuramos mar adentro con alegría y con la confianza puesta en nuestro Salvador.

Somos enviados en un año en que los ojos de la Iglesia estarán puestos en esta región, ya que será el sínodo de la Amazonía. Como jóvenes, se renueva nuestra alegría al seguir siendo testigos de los grandes pasos que como Iglesia estamos dando. Y nos sentimos muy cercanos, con nuestro carisma franciscano, a esta invitación del Papa Francisco de cuidar nuestra casa común. (Para más info: redamazonica.org).

A lo largo de nuestro camino de preparación para la misión, nos sentimos muy acompañados por la comunidad, podemos experimentar realmente el abrazo de la Iglesia a sus hijos. Desde el apoyo espiritual con la oración, hasta el soporte económico que recibimos de todos los que colaboran con los bonos contribución que vendemos al finalizar las misas en Capuchinos. Por eso, queremos agradecer a todos los que nos abrazan con su ayuda, para nosotros es estar cada día un paso más cerca del sueño que Dios sembró en nuestros corazones. Igualmente, estamos disponibles para los que quieran más información sobre este proyecto de misión, que tiene como horizonte que otros jóvenes que sientan el llamado también puedan sumarse.

¡Gracias Radio María por darnos el espacio para compartirles este pequeño testimonio!

¡Paz y bien!