Estos días nos dan la oportunidad de un reencuentro. No en bares, ni plazas, ni boliches. Un reencuentro con nosotros mismos, con la calidez de esa intimidad que hemos dejado olvidada en un cajón. Una oportunidad para priorizar lo verdaderamente importante, y dejar de lado aquello que relativizamos en lo cotidiano y efímero de los días que pasan. Una chance para revisar nuestros pasos y decisiones, para leernos los libros que no pudimos el año anterior, para ver y charlar algo que nos abra a una perspectiva más amplia de la vida.
Un reencuentro con los que siempre están a nuestro lado, que muchas veces, en realidad, son aquellos con quienes menos solemos estar. Un tiempo de amor profundo en la oración, en la Palabra con Aquel que no pierde oportunidad para hablarnos. En fin, que estos días nos sirvan también de provecho para estudiar en casa, para trabajar de una manera distinta, sabiendo que todos somos responsables de cuidarnos los unos a los otros.
Matías García Fernandez