Cuando miro hacia atrás reconozco cuántas veces me culpabilicé en vano, cuántas veces castigué mi humanidad, este regalo tan preciado de saberme en tus manos. Quizás por ahí se desenvuelva parte del Misterio, en el abandono de la búsqueda de control y omnipotencia, en el ir abriendo las manos y dejarlas abiertas para acoger lo que sea, ¿ qué otra cosa es esta santa indiferencia que un comulgar con la voluntad del Padre? Qué pleno este desear con Dios lo que sea que Dios desee, este abandono total en su querer que desborda confianza, esta serena conciencia de los pies de barro y el corazón ordenado y espacioso para ser habitado por la Vida.
Qué misterioso el amor que con la mera aceptación nos transforma el corazón. Qué libertad el andar siguiendo tu Espíritu, qué sana la Vida que inspirás dentro, qué alegría el haberte encontrado, el hallarme en Casa. Cuán agradecida estoy por tu Misterio de amor que nos transforma el corazón, nos cambia la mirada, nos pone en movimiento y nos da la libertad.
Confío. Camino en Vos. Sigo tus huellas. Haz de mí lo que tú quieras.
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