Para un amigo del alma

viernes, 18 de enero de
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Encontrarte fue un lujo que me fue concedido,
por una suerte impensada,
por privilegio divino.

Poder conversarlo todo
con transparencia y con calma
sin temer monotonía
ni tristes palabras vanas.

Atreverse a compartir sueños
aunque no sean compartidos,
imaginando el tiempo,
de los pasados vividos,
aventuras que fueron
o que jamás exisitieron.

Descubrirme en tu mirada
en la complicidad y en la risa,
y sin esperar nada
poder encontrarlo todo
en el secreto milagro de un instante sagrado.

E intuir el silencio, y respetar la distancia,
la angustia, los temores, la desesperación y su trama.
No esconder lo que pienso,
no necesitar máscaras,
celebrar las disidencias…
reconocer, a un amigo del alma.

Un espíritu amigo
que con su anda trae calma
a mi desconcertada alma.