Pasar de hijos a Padre misericordioso

lunes, 1 de abril de
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Podemos siempre compararnos con el hijo menor, asi de rebeldes, así de cabezas duras, errantes, a tientas, hasta que golpeados por la vida volvemos a Casa, cabizbajos, sorprendidos por el amor del Padre…

Más difícil es reconocernos hijos mayores, aunque muchas veces lo somos, estando “siempre” con el Padre, hoy lo políticamente correcto, pero con el corazón lejano… Juzgando a los otros, quedando fuera de la fiesta…

Y casi nunca pensamos en nuestra vocación última, adulta en la vida y en la fe: ser como el Padre: de brazos abiertos, gente en salida; padre y madre de nuestros hermanos… Espaldas anchas y desgastadas para perdonar, alegría sin límites para hacer fiesta.

En nosotros están los tres, en nosotros peregrinos hacia casa… Que en este camino nos ayude quien hizo el camino por nosotros y se volvió Camino: Jesús, el hijo, que ama con el corazón del Dios Padre y Madre.

 

José Miguel Villaverde Salazar