Peregrinar todos los años a la Virgen de Lourdes “es rezar, es poner mi vida a sus pies”

lunes, 11 de febrero de
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11/02/2019 – Laura Villavicencio, junto a su prima y a su amiga Romina, peregrinaron anoche desde Córdoba al Santuario de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia. Los truenos, relámpagos y la gran tormenta que se desató en la zona no las hicieron desistir. “Demoramos más, porque caminamos dos horas bajo lluvia intensa, pero llegamos” cuenta Laura tras recorrer más de 40 kilómetros a pie.

Desde los 16 años peregrina en las vísperas del 11 de febrero hacia Alta Gracia, con su comunidad Parroquial y su familia. Lo viene haciendo desde adolescente, salvo algún año salteado que la salud o algún problema de fuerza mayor se lo impidió.

“Me motiva la devoción que tengo a María, Ella siempre ha estado en mi vida y me ha ido acompañando. Siempre siento la necesidad de llevarle mis proyectos, ponerlos a sus pies, y agradecerle todo lo que recibo. Este año fui a agradecerle porque el año pasado mi mamá tuvo cáncer, y gracias a Dios, ahora con tratamiento, pero la estamos peleando. Además llevo el pedido de una compañera que tiene un embarazo de riesgo” cuenta.

“La Virgen de Lourdes es muy especial en mi vida, de hecho llevo el nombre de Bernardete. Era mi sueño conocer Lourdes en Francia y el ante año pasado tuve la gracia de poder ir. Era mi sueño estar ahí” agregó.

El cansancio no hace decaer su mirada: “Mientras tenga fuerza y salud siempre voy a ir. Tengo la gran bendición de que en mi trabajo, el día de la Virgen, me permiten ir entrar más tarde, porque saben que voy a caminar”.

Además, contó que “el Padre Ricardo Seirutti (obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba) fue quien me incentivó más a peregrinar, sobretodo el sentido de esta peregrinación de Lourdes. Me enseñó a mirar la peregrinación con otros ojos: algunos van cantando, otros bailando cuarteto, pero todos con la misma devoción a María”.

“Fue muy intensa esta peregrinación. Nunca me tocó una tormenta como la de anoche. A pesar de eso, sentimos la confianza de que no nos iba a pasar nada y que íbamos a llegar a María”.