Que permanezca contigo, Señor
cuando al caer la tarde
el cumplimiento de la promesa
parezca ya imposible.
Deseo estar contigo
cuando el silencio parece vacío.
Que permanezca a los pies
de la cruz aun cuando sufra
el sentir que te has ido.
Si del otro lado calla la respuesta
y a mis palabras le sigue la indiferencia,
que permanezca contigo
y que no titubee al afirmar
que “espero en Ti,
mi única certeza”.
Que no desespere
si a la entrega total
le sigue el fracaso
aparentemente contundente.
Señor, hazme permanecer contigo
en el dolor, en el rechazo,
en la traición, en el cansancio,
en la soledad cuando esta muerde,
en el fracaso, en mis muertes cotidianas.
Permanezca en Ti mi esperanza
al saber que no será el miedo
la última palabra,
ni la huida cobarde,
ni el reproche infantil,
ni la queja oxidada,
ni la piedra arrojada sin compasión,
ni mi negación, ni mis dudas,
ni mi egoísmo acechador.
Sino que vencerá
al final del día (de mis días)
tu luz, tu Vida, tu plenitud,
tu entrega de amor.
Que camine contigo
con la certeza de
saberme discípulo y servidor.