Hay personas en las que la palabra amistad es como un ave que despliega sus alas y alza vuelo en el inmenso cielo, cantando una melodía que siempre suena a libertad. Personas que flamean con Dios sobre la diversidad de nuestros paisajes; áridos y bastos de verdes, y logran componer cantos que siempre suenan a confianza y gratuidad.
Hay esos que son así: ángeles de la mañana, jardineros del Edén. Ellos logran podar en nosotros lo que otros han dejado dolorosamente crecer.
Hay personas que anuncian la primavera antes que lo haga el sol, y hacen florecer en nuestras almas los tallos secos del amor.