Plegaria del perdonado

viernes, 15 de marzo de
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La más honda experiencia humana es la experiencia del amor. La supera a todas porque es más decisiva, más autentica y más profunda.

Dentro del universo del amor, Señor, aparece tu perdón como aquel amor que todo lo supera, porque va mas lejos que nadie ni que nada. Tu Palabra es el cántico a ese Perdón y la Parábola del hijo Prodigo es su plenitud.

Ahora soy yo ese hijo prodigo del Evangelio, soy yo quien reconoce que ha huido de tu casa, soy yo quien ha experimentado su frustración, soy yo el agobiado por el hambre de paternidad.

Y digo que voy a volver, y digo que si, vuelvo a Ti sabedor de la urgencia del camino y de la facilidad de recorrerlo porque al final te encuentro a Ti, mi Dios del Perdón y del Amor.

¿Cuántas veces no me has abrazado cuando volvía a ti?

¿Cuántas veces no me has besado cuando me acercaba a ti?

¿Cuántas veces no me ha desbordado tu ternura cuando caía en tus brazos?

En lo más hondo del pecado descubro siempre la mayor hondura de tu perdón que es amor, de un amor que se hace perdón. Tomame con tus brazos de Padre, vestime de la vestidura de tu Gracia que es Jesucristo siempre vivo y prepara el banquete de la Eucaristía para que coma y beba perdón, salvación y Amor.

Ya estoy cansado de vergonzosas huidas, quiero recuperar la experiencia de tu persona, de tu cercanía, de tu forma de vida. Sabiendo que si tu me perdonas también tendré yo que perdonar a los demás, confiando que no me rechazas.

Acepto tu perdón sin medida: setenta veces siete y con toda la alegría de mi corazón. Padre mío que estas en la Gloria, gracias por ser para mi el padre amante del hijo prodigo.

Norberto Alcover S.J