¿Qué lees en ella? Descubrir la riqueza que la Biblia nos regala

viernes, 11 de julio de

(Dt 30, 9-14Lc 10, 25-37)

Hoy se nos habla de la Palabra y de los puntos de vista. El meramente humano, cerrado a la divinidad, y el de Dios.

EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN

Moisés proclama la necesidad de escuchar y observar la Ley como posibilidad cercana. Llevarla en el corazón, porque de lo que allí abunda habla la boca…
«Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: «¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?». Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: «¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?». No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques» (Dt 30, 11-14).

¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?

Ya Moisés nos ha dicho que el cumplimiento de la Ley es algo accesible, cercano: un modo de vida.

Jesús, en la parábola del buen samaritano, hace un nuevo acercamiento. Señala la novedad de Su camino: el amor se ha anunciado primero al pueblo judío, pero para derramarse hacia todo el mundo. Ya no hay extranjeros ni impuros: la misión es, por la gracia, hacerse próximos por medio de la misericordia.

«»¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? «.
Él dijo: «El que tuvo compasión de él».
Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera»» (Lc 10, 36-37).

Jesús, que la cercanía de tu amor y de tu sacrificio nos lleve siempre a descubrir las necesidades de quienes están a nuestro lado, que no nos resulten irrelevantes o invisibles. Cuando no veamos claramente, curá nuestras cegueras y envianos: «Andá y hacé lo mismo».