El miércoles santo fui al cerrajero para hacer una copia de llave. El buen hombre tenía ganas de hablar y aunque estaba apurada decidí escuchar.
Me contó cosas de su vida, y dijo algo especial: “Que no me falte María”, le llegué a escuchar.
Le pregunté asombrada quién era. Con esa frase mi cabeza fue más allá. “La mujer que me ayuda a limpiar y ordenar mi casa, María es lo más y siempre está”
Con una sonrisa tomé las llaves, le pagué y me fui. “¡Que no me falte María!” le repetí contenta al salir. Si supiera aquel hombre el mensaje, que por una llave recibí. Como si ese simple momento fuera preparado para mi…
Hoy Sábado Santo pienso en Ella y su dolor, agradeciendo que a Jesús no le faltó, que a los pies de la cruz se quedó firme, acompañando semejante muestra de Amor.
Hoy le pido a Dios que Ella también toque mis heridas. Una vez que le abrís la puerta, sólo querés repetir: ¡QUE NO ME FALTE MARÍA!
Venga señor cerrajero con mis hermanos . Vamos al templo recién iluminado. Hoy se abrirá una puerta de piedra sin llave Él dio su vida por Amor, esa es la clave.
Yo creo con fe en esta historia ¡La mejor historia de Amor! La puerta del corazón se abre desde adentro Y la llave la tenes vos… La piedra del sepulcro se movió ¡Mi amigo Jesús resucitó!
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
(La cerrajería se llama Abba, y no tengo más que decir. Gracias Señor por amarme tanto… en la cruz y en detalles así…)