Queridos reyes magos

sábado, 19 de diciembre de
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Queridos reyes magos:

No recuerdo cuándo fue la última vez que les escribí. Hoy la cosa es distinta, ya no soy una niña, ya no les voy a pedir lo de antes. Deseo otras cosas, más profundas, algunas aún no las sé nombrar pero sé que todas se resumen en: ‘Encontrar al Niño’. Compartimos el deseo. Han pasado tantos años y por dentro es tan lo mismo. Quisiera aprender de su valor para ponerse en camino hacia lo desconocido y de sostener la marcha aún con los pies cansados. Quisiera yo también imitar eso de mirar a quienes caminan conmigo cuando sienta deseos de abandonar. A veces la noche se nubla, ustedes lo saben. Ojalá que sepa seguir caminando también en esos momentos y que me deje guiar por los que van cerca, quizá ellos vean lo que yo no. Me esperanza saber que lo encontraron. No importó cuántas veces dudaron sino que venció la confianza en la promesa primera, en la luz que los puso en marcha. Al ver al Niño desbordaron en gozo y descubrieron cuánto les sobraba y cuánto había en ustedes para dar, ojalá que yo también pueda dejar a sus pies todo lo que se me ha regalado. Este año me gustaría pedirles (sí, pedirles, es que soy mujer con corazón de niña) que mantengan viva en mí la esperanza, que me enseñen a caminar en esperanza y que me enseñen cómo es eso de andar con otros, quisiera aprender tiempos y modos que hagan más hondo y fecundo el andar compartido. ¡Vamos, que hace bastante no les pido regalos! Este año regálenme la gracia de ser una buena compañera de camino.

Los quiero porque compartimos el deseo (que no sabe de tiempo) y la búsqueda. Y quisiera, si a ustedes les parece, que también compartiéramos el camino.

Con amor,

Tati.