Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: “Este es verdaderamente el Profeta”. Otros decían: “Este es el Mesías”. Pero otros preguntaban: “¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.
El Evangelio los muestra cómo las cosas se van poniendo cada vez más difíciles para Jesús; difíciles y complejas, porque a veces el bien o el mal, los buenos o los malos, no son cuestiones tan claras y distinguidas sino más bien algo entremezcladas, una maraña de certezas y desconfianzas, evidencias a favor y en contra, opiniones, dichos, preguntas… entre esa cizaña de quienes lo defienden y quienes lo acusan lo encontramos a Jesús: “Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: «Este es verdaderamente el Profeta.» (…) Pero otros querían detenerlo”.
De entre aquel enredo, surge valiente y contra corriente uno de ellos: Nicodemo. Que tal vez no resuelve la cuestión, pero sí arriesga, con un pequeño paso posible, a favor del desfavorecido, del inocente, del pequeño, a favor de Jesús. – ¿A quién me parezco más? En mis actitudes, mis palabras, mis opciones: a los que condenan y acusan o al valiente Nicodemo. ¿Cómo está mi valentía para confrontar, cuando la corriente va por otro lado que yo considero equivocado? ¿Tuve alguna vez la oportunidad o la experiencia de defender a un inocente, a alguna persona o causa desfavorecida?
Eso hará Jesús, y dejará su vida amando hasta el extremo, a contracorriente de la cizaña del mal. No se nos puede cargar el mundo en los hombros, no se nos pide eso, eso lo hará Dios, pero sí, quizás, no cruzarnos de brazos y continuar como si nada pasara. Pidamos fortaleza, pidamos valentía, para este día, para este tiempo de Cuaresma.