Sábado 12 de Marzo de 2022 – Evangelio según San Mateo 5,43-48

miércoles, 9 de marzo de
image_pdfimage_print

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Palabra del Señor

Padre Santi Obiglio, sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

Hay veces que la voz de Jesús nos atraviesa, que el Evangelio se vuelve filoso, y su Buena Noticia nos incomoda. Estas palabras se sienten así: “yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre”.

No se conforma con poco, no le basta que amemos, pareciera querer que amemos “hasta el extremo”, sin la medida de la retribución ni del merecimiento… Pero el primero en amar de ese modo es Él mismo; no se desentiende de sus palabras, es Él el primero en amar a Judas, el amigo que lo traicionó; en amar a Pedro, el amigo que lo negó.

Y así, vamos entrando en esta Cuaresma, en esta preparación de la Pascua, porque en cada movimiento de perdón se muestra su Resurrección, esa vida que no muere sino que surge y vence la muerte, ese amor que le gana al odio, esa paz que puede más que la guerra y que la competencia.

– Tal vez te animes a rezar preguntándote: ¿Quiénes son tus enemigos? Porque a veces los despreciamos tanto que ni siquiera registramos que existen. Pero ahí están siempre, de un modo u otro… ¿con quiénes me siento en guerra? O al menos en competencia…

Son también hijos de Dios, son también amigos de Jesús, son también hijos de María y mis hermanos. Hoy también rezo por ellos, por nosotros, para que nos libre a todos del mal y produzca el milagro de la fraternidad.