Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
En este camino cuaresmal, camino a la pascua, el evangelio hoy nos desafía. Nos presenta un paradigma que es el del amor a los enemigos. Podríamos decir que el amor cristiano no tiene medida y no tiene frontera. Es un amor que no no sé mide, es un amor que va más allá de todos los criterios razonables, los criterios sociales o culturales. Es un amor que trasciende la frontera hasta trasciende las fronteras del odio.
Y hoy celebramos a nuestro santo cordobés, el Cura Brochero. Su vida es un testimonio vivo de que el amor no se mide, de que el amor va más allá de todos los límites y de lo que aparentemente es imposible. La vida del Cura Brochero es una muestra hermosa de que verdaderamente la gracia de Dios nos ayuda y nos hace amar sin medidas. Que tengas un hermoso fin de semana.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar