Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.
Hoy en la Iglesia, recordamos a todos nuestros difuntos y ayer celebramos la solemnidad de todos los Santos. La Iglesia nos invita a celebrar, a recordar, a vivir en estos dos días nuestra condición de seres humanos, que vamos a morir, a recordar aquellos seres queridos, amigos, familiares difuntos, pero desde la esperanza y la certeza de aquellos que están gozando del cielo, de los Santos, es decir de aquellos que están viviendo la plenitud de la vida eterna.
Tenemos una mirada realista de la muerte, no la escondemos como hace el mundo actual que esconde la muerte, la tomamos con todo su peso pero no desde una mirada derrotista, pesimista, sino con la esperanza de saber que la muerte es la Pascua hacia la vida eterna y que el Señor nos espera para abrazarnos, pero nos acompaña en el camino de la vida.
Hoy rezamos por todos nuestros difuntos, los recordamos amorosamente, pedimos para cada uno de nosotros la gracia de vivir la amistad con Jesús y vivir al servicio del prójimo.
Que tengas un hermoso fin de semana.
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