Sábado 23 de Noviembre del 2019 -Evangelio según San Lucas 20,27-40

viernes, 22 de noviembre de
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Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.

Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.

Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”.

Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

 

 

Palabra de Dios


P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

Nos vamos acercando el final del año litúrgico, también al final de nuestro año 2019 y la liturgia nos va hablando de la esperanza. De la esperanza del reino de Dios, de la esperanza del reino definitivo de Dios. Es una esperanza que no es “mundana”, una esperanza que comienza en este mundo pero que lo supera, que lo plenifica.

Precisamente son los saduceos, que no creían en la resurrección, que intentan “atrapar” a Jesús, con distintos argumentos. Y Jesús nos vuelve a predicar, el rostro de este Dios, que no es un Dios de muertos sino que es un Dios de vivos. Qué lindo que en estos tiempos difíciles, hagamos crecer, nuestra esperanza… Esperanza en este reino de Dios, que ya lo vamos viviendo aquí, en esta tierra, pero que lo esperamos, que lo anhelamos en su plenitud, en la eternidad. ¡Que tengas un hermoso fin de semana !