Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”.
“Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”.
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
“El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.
En medio de la admiración que provocaba el mensaje de Jesús, de una fascinación que puede ser externa, que puede ser momentánea; el Evangelista Lucas pone en boca de Jesús esta expresión “ el Hijo del Hombre va a ser entregado por los Hombres”.
Una vez más Jesús anticipa cual será su camino de mesianismo, será el de la cruz, será el del sufrimiento, será el de entregar la vida en rescate por una multitud.
En tiempo de cruz, en tiempo de pandemia, en tiempos difíciles el Señor nos habla nos revela el valor salvífico de este momento, si podemos asociarnos al señor, si podemos entregar nuestro sufrimiento al de él; hay un valor salvífico.
El Señor se hace solidario con los que sufren para que nosotros también podamos ser solidarios con aquellos que la están pasando mal. Que tengas un hermoso fin de semana.
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