Sábado 28 de Mayo de 2023 – Evangelio según San Juan 21,20-25

jueves, 25 de mayo de
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Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?”.Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: “Señor, ¿y qué será de este?”.Jesús le respondió: “Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme”.Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: “El no morirá”, sino: “Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?”.Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero.Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.

Palabra de Dios

Padre Sebastián García | Sacerdote de la Congregación Sagrado Corazón de Jesús de Betharran

Nos puede parecer fuerte la respuesta de Jesús a la inquietud de Pedro. Sin embargo, podemos entenderla en un sentido muy vivificador.

Porque de alguna manera podemos reflexionar y contemplar a partir de las palabras de Jesús que cada uno de nosotros ha de recorrer un camino único en esta vida. Camino que es distinto de los demás. Camino original de cada uno. Y que si bien podemos ayudar a muchísimos hermanos a animarse a caminar, el camino lo transita cada uno. Quizás ese sea el problema de Pedro: estar más pendiente de lo que puede pasar a Juan que de las decisiones que él tiene que tomar para de veras ser íntegro seguidor del camino del Señor.

A lo largo de nuestra vida podemos sentir una y otra vez esta tentación, que es hacer de la vida un programa de chimentos, esos que van al mediodía en la televisión de aire. Porque el problema del chimento es que busca infinitas soluciones a problemas que son de otros, pero que no se centra en la propia vida de quienes miran. A veces nos volvemos especialistas en encontrar respuestas a problemas que no son nuestros y criticamos sin cesar y opinamos libremente sobre todo lo que podrían hacer los demás. Es el problema de vivir volcados hacia afuera y escaparle a la propia intimidad.

“Cada uno que recorra su camino” pareciera decir Jesús en el texto de hoy. Sinodalmente no quiere decir que mi voluntad y mis respuestas tienen que anular las búsquedas sinceras de mis hermanos. Caminar juntos no es que todos caminen a mi ritmo, sino cada uno con el propio. Porque ese es el desafío. No todos tenemos que ser iguales en la Iglesia, pero sí todos tenemos que creer lo mismo y tirar para el mismo lado.

Vivir la propia intimidad es también vivir y hacer el propio camino en la vida y en la fe. Camino que nadie puede hacer por mí y yo no puedo hacer por otros. Ciertamente, sólo impulsados por la gracia de Jesús que hace nuevas todas las cosas. Y compartiendo nuestro modo de caminar con tantos hermanos que aún no se animan a recorrer su propio camino o que sí, y de esta manera, nos nutren y nos ayudan a seguir andando nomás.