Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”.
Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!”.
“A vino nuevo odres nuevos“. Este principio que nos regala el evangelio de San Mateo, nos ayuda a descubrir el proyecto de Jesús en nuestras vidas.
El proyecto de Jesús para cada uno de nosotros es el reino de los cielos, es un proyecto personal, pero a la vez comunitario y social que implica todas las dimensiones de nuestra vida. Es un proyecto que implica una novedad, implica la irrupción de algo nuevo en nuestra vida. No se trata de un simple remiendo, a vino nuevo la gracia y la presencia de Dios.
Odres nuevos nuestra nueva humanidad y el espejo de esta humanidad, es Cristo mismo. Nos enseña la Iglesia en el Concilio Vaticano II algo muy hermoso, que el misterio de cada uno de nosotros cobra el sentido más profundo en el misterio de Jesús.
Las preguntas más profundas del ser humano, se responden en el misterio del hijo de Dios hecho hombre, del Dios encarnado, de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
A vino nuevo la gracia de Dios, la vida nueva, odres nuevos, hombres y mujeres nuevas para un mundo nuevo. El reino de Dios, de la justicia, de la libertad, de solidaridad, de paz y de amor. ¡Que tengas un hermoso fin de semana!.
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