Sábado 7 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Mateo 5,43-48

miércoles, 4 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos:

Ustedes han oído que se dijo Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.

Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?

Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

 

Palabra de Dios

Padre Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

En nuestro camino cuaresmal, camino de conversión integral hacía la Pascua, el evangelio de Mateo nos va explicando esta ley nueva de Jesús, la ley del amor, la ley de las bienaventuranzas.

Lo más fácil, lo que nos sale, digamos naturalmente, no sin dificultades de amar a los que nos quieren y odiar, aborrecer, rechazar, separar a los que no nos quieren, a los que nos caen mal. El evangelio dirá, antes se dijo: ” Amen a sus amigos y aborrezcan a sus enemigos”. La novedad del evangelio, el desafío y la gracia de el evangelio de Jesús, es los límites del amor, se hacen ilimitados hasta tal punto que nos invita a amar a los enemigos.

En tiempos de confrontación, en tiempos de grieta, digámoslo con la terminología social Argentina, también en tiempos difíciles dentro de la comunidad eclesial, la invitación de amar a los enemigos se convierte una vez más en el testimonio hermoso de vivir el evangelio, descubrir que el otro es diferente, me enriquece, que las diferencias en una comunidad no nos hacen enemigos, que el que vive el evangelio tiene que tener la capacidad de aceptar a los demás, tiene que tener la capacidad de no buscar dañar a los demás, al contrario, tiene que tratar de proactivamente buscar el bien de los otros.

Amar a los enemigos es el desafío y la gracia más grande que nos regala el evangelio. Los límites del amor se han hecho ilimitados, no le podemos poner un tope o un límite al amor porque todos, aún los diferentes, los que piensan distintos a mí, aun los que no me quieren, son para mí objeto del amor que Jesús me ha regalado, para que yo se los regale. ¡Que tengas un hermoso fin de semana!