“María, movida por amor, sale de la comodidad de su hogar para ir a ponerse a disposición de su prima Isabel”
Hoy mientras rezaba el rosario, en la contemplación de este misterio sentí que me hablabas al corazón. Vos me pedís que me quede en la comodidad de mi hogar pero que salga de mí misma para ponerme a disposición de mi familia, movida por tu amor, que sirva con paciencia, con amor, con alegría. Esa es mi gran misión hoy. Salir sin salir. Salir de mí misma, del egocentrismo que asfixia la Vida que me habita y disponerme a servir sin salir de mi hogar. No me mandás a África ni a ninguna otra parte y sin embargo, a pesar de la aparente simplicidad de mi misión, no me es fácil. No me es fácil mirar con tu amor todo el tiempo, no me es fácil dejar de “medir el tiempo” con medidas que no son las tuyas, no es fácil liberarme de mi impaciencia que más de una vez resulta en fastidio, aunque no siempre sea explícito. No es fácil pero en Vos todo lo puedo. Mi misión es hoy y es acá, y yo estoy hecha a la medida y por medio de tu gracia haré de este tiempo un regalo, un tesoro de gestos y Vida que despierta en tu Amor.
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