Escuchadle
Para escuchar la voz del amor es preciso hacer silencio. De eso se trata este tiempo, de poner los medios para acallar los ruidos. Nos animamos y acompañamos a renovar la disposición inicial a la hora de entrar en oración: disponer los sentidos y el corazón para escuchar los ruidos, para reconocerlos y para dejar que lentamente Dios se vaya abriendo paso en medio de ellos hasta que todo lo habite con su Silencio.
En este segundo domingo de Cuaresma le pedimos al Señor la gracia de entrar en comunión con el silencio para que se pronuncia en nosotros la Palabra.
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Bienaventurado vos, Ignacio, que supiste hacer de la herida puerta abierta para que entrara Dios Bienaventurada tu vida que en…
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me…