Guardo mi ramito pasado,
porque aún me cuesta soltar,
pongo un pedacito en la puerta y otro en el ventanal,
porque sé que por donde camine Vos me cuidas.
Me regalaste la Cuaresma para prepararme
y quizás no la supe aprovechar,
la transformaste en Cuarentena,
y de repente necesité abrazarte más.
Yo no quiero tener la puerta cerrada,
la quiero abierta de par en par,
te invito a que entres conmigo
y seamos dos en mi hogar.
Intenté acomodarlo lo más que pude,
y aún quedan cosas por ordenar,
pareciera que te hablo de mi corazón,
es que ahí también pasa algo similar.
Vení conmigo y charlemos,
hay muchos mates por tomar,
contame cómo llevaste la cruz
y por el cirineo te dejaste ayudar.
Ya ves que la mía también me cuesta,
pero gracias por los ángeles que mandas,
sos tan bueno y tan grande
que no te dejas ganar en generosidad.
Vení conmigo quedate
y hablame de tu mamá,
regalame su fortaleza para estar al pie de la cruz
y decirte que sí hasta el final.
Concedeme la gracia
de ser ese Amigo que amás,
que sabe acompañar en el caminar
y tomar a tu Mamá como su Mamá.
Vení Señor y vivamos
tu Santa Semana en mi hogar,
lavame los pies y cociná,
cenemos juntos y perdoname
porque seguro yo te vuelvo a fallar.
Y aunque después yo también
te clave en la cruz,
vení conmigo Señor
y regalame una vez más de tu luz.
Aún así,
con mi débil pequeñez,
hoy te abro mi puerta
porque quiero que seas Vos el Rey…
Vení conmigo Señor,
vivamos Semana Santa en mi hogar,
dejame abrazarte fuerte en la Pascua,
que sólo queda un poco más…
Amén