Contará la historia, que en el 2020, el mundo se vio conmovido y aturdido, cambiaron los paradigmas, lo sencillo se volvió complicado, el abrazo se volvió un saludo, cambió lo normal por lo permitido.
Contará la historia que en el 2020 volvió a repetirse la historia, de un Cristo peregrino que alguna vez desafió mares y montes para llegar hasta el pueblo pero esta vez fue quebradas, montañas y valles, fue frio y sol, fue viento y brisa para llegar hasta el pueblo peregrino que no pudo llegar.
Contará la historia que ese Cristo comenzó a desandar el camino por ellos hecho en otros años, caminando por asfalto, tierra, piedra arena, sal, buscando con su amor al amor aislado.
Contará la historia que ese amigo fue entregando sus frutas y sus aguas, a quienes otros años se lo dieron en tantos peregrinos caminantes y soñadores. Que bendijo la mano de los que prepararon sus canastas y esperaron por horas el paso de aquellos cristos de cara curtida y manos de hierro.
Contará la historia que no hubo bocinazos ni fuegos artificiales por los valientes del pueblo que partían a visitar la casa de todos pero hubo fuegos de artificios y emociones, y bailes cuando ese Cristo ingresó a cada pueblo, como años anteriores salían los peregrinos llevando en sus mochilas, la fe, la oración la suplica el pedido desesperado de sus paisanos que confiaban en ellos y su entrega.
Contará la historia que este año no se escuchó el repique de las campanas majestuosas de la catedral anunciando el nuevo Milagro, pero que hubo repique de milagro en cada hogar, hecho altar, hecho emoción, y esa multitud que otros años se reunía, fueron multitudes de hogares llenos de milagros pequeños porque el Cristo del Milagro llegó a su casa.
Contará la historia que la Madre estuvo junto a su hijo en cada hogar puesta de rodillas pidiendo por la paz de cada familia, por el trabajo, por la salud que este año nos desafía a todos.
Contará la historia que no hubo monumento veinte, que no hubo emociones contenidas, que no hubo palco, ni multitud apretujada para saludar con el pañuelo al Señor del Milagro, pero que hubo lagrimas contenidas de muchos que no pudieron estar, a los que quizás la vida no les brinde otra oportunidad. Hubo quince de setiembre pero en cada casa, con el viento golpeando en la puerta, con las lágrimas de chicos y grandes, diciendo somos tuyos, tú eres nuestro para siempre.
Contará la historia que hubo plaza mayor en silencio, que hubo Capital triste , que hubo sacerdotes esperando confesiones, que no estuvieron las células, los cantos de chicos y jóvenes, ni vítores por los que llegaban con su carita emocionada por encontrarse con el Buen Jesús del Milagro, pero que hubo sikus, erke, charangos, bombos y cajas, guitarras, panderetas, quenas, que dejaron escuchar su sonido desde cada quebrada, desde cada montaña, desde cada camino, y sendero, anunciando que el Milagro fue vivido en cada hogar. No hubo un milagro, hubo miles de Milagros, pidiendo que pase este temblor perverso que se llama Covid.
Contara la historia que este año 2020, el Cristo del milagro dijo “NO VENGAS, YO VOY . Voy a secar tus lagrimas, a sanar heridas a cuidar tus cabras, a cavar contigo, a sembrar, a cosechar, voy a darte un beso de paz voy a bendecir tu hogar”.
Contará la historia que hubo silencio, que no sentirán el aroma a azahares , ni probarán manzanas confitadas, ni turrones, no hubo vendedores de ilusiones en globos blancos y amarillos… pero hubo milagro que endulzó la vida porque el hijo de Dios, esta vez, fue hasta el pueblo peregrino.
Tras largo camino que amparó el milagro por valles y montes llegaste a este suelo, por tu amor buscando el amor de un pueblo
Contará la historia que de nuevo, el Señor del Milagro fue con su amor, buscando, el amor del pueblo. Y llegó a cada uno como cada uno , en otros años llegaban hasta Él, y llegó, y hubo Milagro, multiplicado, y en cada corazón sonaron esas campanas, anunciando una vez más el Milagro de amor. (SEV)