Si la Vida me fuera indiferente…

domingo, 20 de noviembre de
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Si la vida me fuera indiferente no me conmoverían las ocurrencias de los peques, no me derretiría de amor frente a su ternura, ni me llamarían la atención las flores.

Si la vida me fuera indiferente, no gustaría el aire rozándome la piel, no cerraría los ojos frente al sol deslumbrante saboreando por un instante toda la luz y toda la vida.

Si la vida me fuera indiferente  sería más dura, menos tierna, más lejana, más ensimismada, más apagada, menos viva y para nada plena.

Si la vida me diera lo mismo sería desagradecida. Creería que todo lo bueno me corresponde y todo lo malo sería mucho más malo que lo de mis hermanos. Haría berrinches cual niño encaprichado.

Si la Vida no me hubiese enseñado a amar, correría locamente para ganar, posesiones, títulos, viajes, reconocimiento.

Si la Vida no me hubiese tocado el alma no me hubiese moldeado el corazón todavía no sabría qué es la gratuidad, ni qué hermoso es amar de verdad con todo el riesgo, el miedo y el dolor que eso a veces implica.

Andaría más cómoda si la Vida me pasara por el costado pero, por fortuna, me atraviesa y yo me siento viva.

Si la vida me fuera indiferente jamás hubiese sido consciente del cielo que se esconde en el presente cuando unos ojos nos miran y mirándonos nos aman. Ni tampoco me hubiese percatado del valor de los abrazos, ni sería lo suficientemente agradecida por todos los hombros que han sostenido mi cabeza y por cuántos han animado mis pasos.

Si la Vida me fuera indiferente, qué aburrido sería, qué monotonía los días, qué vacíos de sentido, qué soledad honda y desesperante me habitaría.

Pero acá estás Vos, Vida, saliéndome al encuentro en las palabras y en el silencio.

Encontrándome cuanto más lo necesito, amándome cuando más débil estoy, despertándome de mis somnolencias pasajeras, con tu ternura inconmensurable. Venís Vos, Vida, y me sacudís el presente y me ponés en movimiento.

Si la vida me fuera indiferente, tendría los ojos apagados y el corazón triste pero, por suerte, la Vida a menudo me habita y me regala la gracia de ser, de agradecer, de sentir, de ser, de vivir.