Hay algo que aprendí en este último tiempo; la importancia de lo simple, de lo humilde. La importancia de embellecer el hogar con lo original de nuestras vidas. La importancia de buscar la paz y la felicidad en lo diminuto del tiempo. Aprendí que quiero ser feliz en la hermosura de lo común. Que sólo deseo ( con todo mi corazón ) ser un puñadito de alegría. No quiero pasar desapercibido, no me quiero conformar con solo existir. Quiero ser protagonista, quiero ser transformado y traspasado por el espíritu. Quiero que me lleve a lugares inimaginable, a rincones inalcanzables. Quiero ser cercano y fraterno, quiero llevar la paz, a los de atrás, a los que no vemos. Aprendí que sólo importa amar, amar a todos con todo el corazón. Quiero amar tu creación señor, quiero amar mí casa mí hogar, quiero amarte y admirarte en lo pequeño, en la libertad del viento. Quiero que mí corazón se vuelva uno con el tuyo quiero parecerme a ti, pero sin perder mí esencia, quiero que mí originalidad te refleje a los demás, que mí vida demuestre que la esperanza no está pérdida, que somos una iglesia misionera con las puertas abiertas, que si se puede vivir hoy con alegría y paz.