Soy vasija de barro

lunes, 3 de enero de

manos-amasando-vasija

Vasija, porque sin Vos estoy vacía; de barro, por mi fragilidad.

Te comparto una pequeña reflexión-oración que surgió en mí a partir este video
Me trajo al corazón la imagen de Dios trabajando en cada uno de nosotros, cual artesano en su vasija.

Te invito a que lo veas desde el corazón, y aproveches la música y los sonidos para acompañar tu oración:

Día a día te descubro dándome forma, Señor, amasando el corazón con todo tu amor y delicadeza; eso que tanta falta hace hoy en este mundo. Vos sos mi alfarero, y bien sabés cuál es la forma que me querés dar, solo hace falta que yo deje mi tierra completamente confiada en tus manos. El agua que me convierte en barro es la Vida que Vos me das. Muchas veces el amasar molesta, duele y, por supuesto, mueve, lo cambia todo; pero también sana, abraza y llena todo el corazón de tu alegría y de tu paz.

Necesito de Vos para ser barro, necesito de Vos para convertirme en vasija, también necesito de Vos para estar viva: con mi gran fragilidad y la hostilidad del mundo, sin Vos no vivo. No solo me hacés ser, convertirme y vivir: también me llenás. No te conformás con darme constantemente vida; tu Amor es mucho, muchísimo mayor. Esta vasija sin Vos se queda vacía, necesita ser llenada, usada, servir -de hecho, se supone que para algo la hiciste-; es ahí cuando venís y la llenás de Vos, de tu Amor, de tu Vida.

Y no solo la llenás, sino que al llegar al borde dejás que empiece a rebalsar, a volcarse y contagiar de Vos todo eso que está afuera mío. Ahí es cuando me doy cuenta, esto soy: tu instrumento. Esa paz y alegría que antes solo yo sentía, ahora me desborda y la comparto; Vos, con tu Amor, me desbordás y te comparto, te levo a todo lo que se cruza en mi camino… Mejor dicho, a todo aquello que Vos ponés en mi [tu] [nuestro]- camino.

Seguí modelando, soy tu vasija, Señor… ¡seguí trabajando cada día en mi corazón!

Reconozco así que dentro de mi imperfección, mi fragilidad, mis durezas, me vuelvo vasija completamente perfecta si me dejo modelar y llenar por Vos. Así, solo así puedo alcanzar, caminar, vivir la Santidad: esa a la que me llamás, para la cual me soñaste y solo con mi “Sí” día a día me formás.