Tanto en el trekking como en la vida…

domingo, 20 de noviembre de
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Me enseñás a que confíe en mí, porque vos confiás en mí. “Dale, vos podés, por eso te traje hasta acá”.
El camino puede ser duro, la mochila que llevo puede pesarme y dificultarme las cosas. Pero tengo que seguir caminando, paso a paso.
Las fuerzas se me van agotando, la respiración se me agita, siento que no puedo más, quiero rendirme. ¿Pero cómo voy a cumplir mi meta si me rindo?.
Me alentás a seguir, “Dale vos podés, los límites solo están en tu mente”.
En medio de todo eso voy disfrutando del camino, apreciando el paisaje, cada cactus florecido, mis ojos sacan miles de fotos, me emociona tanta intensidad. “¿Viste que sí vale la pena seguir? Ya estás cerca, seguí sumando pasos, lo vas a lograr” te escucho decirme.
Y sigo, aunque no crea del todo en mí, a veces eso me cuesta. Pero sigo porque sí creo en vos.
Sigo hasta lograr mi meta, el resultado final realmente vale la pena. Estoy al frente de algo inmenso, hermoso, lleno de magia ¿realmente es real?, es hasta mejor de lo que lo creía.
No puedo dejar de pensar en que sola no hubiera podido. Pienso en vos alentándome en cada momento. Pienso en los compañeros de camino y su apoyo. En la mano de Wan que me sostenía para que no me caiga y dé pasos más firmes, la misma personita que me enseñaba a respirar mejor para que me calme. En Tatu que se ofreció a llevar mi mochila para aliviar mi carga. Pienso también en Mica que recorrió un caminito extra solo para cargarme la botellita de agua, ella misma que cuando le estaba diciendo “ya no puedo más”, me dijo “hablemos de algo para que pienses en otra cosa” y ahí nomás me sacó charla para distraerme de ese cansancio que se estaba llevando toda mi atención.
Gracias Jesús porque sin todos esos gestos de amor mi camino no hubiera sido el mismo, por estar en todas esas personitas, en la naturaleza.
Gracias por enseñarme a dejarme ayudar, por dejarme cuidar, por mostrarme que sí puedo, pero que el camino se hace más liviano y llevadero cuando tengo gente que me apoya. Que me calma cuando siento que no puedo más, que se ofrece a llevar todo eso que me pesa para que mi caminar sea más liviano, gente que me distrae de lo que me agobia.
Gracias por ayudarme a cumplir mi objetivo, por alentarme a no rendirme, tanto en el trekking como en la vida❤️.

Sabrina Marabotto