Es en estos momentos cuando escuchamos la palabra contagio nuestro corazón se entristece, pero te invito a contemplar otro contagio.
El de la solidaridad, cuando vemos tantas manos en acción.
El de la entrega, cuando miramos los rostros cansados pero incondicionales a la hora de trabajar por el otro.
El de la alegría, cuando escuchamos alguna carcajada de repente.
El de la empatía, cuando en medio del dolor se escucha un murmullo suave que dice “todo va a estar bien”.
El de la generosidad, cada vez que desde la pequeñez alguien está dispuesto a darlo todo para el alivio de otros.
El del amor,cuando contemplamos a Jesús cargando su cruz, sin razón alguna más que la de salvarnos.
Es tiempo de contagiarnos de tanto bien, de amar y entregarnos al modo de Jesús.