Jesús nos envía a la misión a la gran misión de hacer discípulos a todos los pueblos, a enseñar y a poner en obras todo lo que nos ha enseñado (Mt 28,19-20). Nos envía a ser respuesta a las necesidades de los hombres, nuestros hermanos, nuestros próximos. Nos envía a ir casa por casa, a involucrarnos con los pobres, con los que necesitan de alguien que los escuche que los ame, a resolver sus problemas como si fueran nuestros.
Si somos misioneros, es ante todo porque Jesús nos ha dicho “La Gloria de mi Padre consiste en que deis fruto abundante “(Jn 15,8). SS . Francisco. Para dar fruto hay que estar preparado y saber que… El Misionero Joven (MJ) es un “Callejero de la Fe” y siente el llamado del Maestro que lo envía a anunciar con Alegría la Buena Nueva.
El MJ se arma y fortalece con la oración, entiende que con ella se acerca más a Dios y que sin ella no puede cumplir su misión.
El MJ ora y enseña a orar.
El MJ se alimenta de la Eucaristía, es ahí donde tiene su encuentro personal con Jesús.
El MJ aprende de la Virgen María “Madre de las Misiones “.”…el ejemplo de la Virgen María que, yendo a servir a Isabel en las circunstancias del parto, le hace el servicio mucho mayor de anunciarle el Evangelio con las palabras del Magníficat”(Puebla, 300) María llena del Espíritu Santo sirve con Alegría.
El MJ invoca y se abandona al Espíritu Santo porque guiado por el encuentra la perfección en la búsqueda de la verdad, el amor y el bien. El Espíritu Santo nos evangeliza a nosotros y a través nuestro evangeliza a otros.
El MJ dice como San Pablo “pobre de mi si no anuncio el Evangelio ” (1Cor 9,16).
El MJ es astuto como serpiente, se hace pobre con los pobres, se adapta lo más posible a las circunstancias para salvar como sea por lo menos a algunos.
El MJ “sale de sí mismo ” para salir a misionar, no es un “trompo que gira sobre su propio eje” el Yo. Jesús es el que lo envía por medio de su Espíritu Santo.
El MJ acepta su propia verdad, no se la cree, es más bien humilde y “se reconoce el más insignificante de los creyentes “(Ef 3,8).
El MJ no tiene miedo de llevar a Jesús a cualquier lugar. No va solo, sino en comunidad. No tiene miedo porque confía en la promesa del Maestro “yo estoy con ustedes todos los días ” y sirve con Alegría como mamá María.
El MJ confía en la Divina Providencia.
El MJ Ama y enseña a Amar.
El MJ Ama como Jesús amo. No importa la forma que lo traten, siempre tiene que estar en el MJ la posibilidad de Amar.
El MJ es servicial, caritativo,ayuda aunque afectivamente no sienta nada, porque el Amor es más que un sentimiento.
El MJ tiene preferencia por los pobres, los pobres físicos, espirituales y materiales. “Los pobres son el tesoro de la Iglesia” San Lorenzo.
Al MJ nadie ni nada lo puede parar porque sabe que con Dios es mayoría.
El MJ es Misericordioso y hace del mundo un lugar menos frío y más justo.
El MJ es obediente y organizado, busca el modo y el lugar para servir.
El MJ se mantiene fuerte ante la prueba porque sabe que prueba y bendición vienen juntos.
El MJ se siente bendecido por ser un Hijo Amado de Dios y por eso bendice a los que lo rodean.
El MJ debe clamar como San Francisco de Asís : Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz . Donde hay odio, que lleve yo el Amor. Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón. Donde haya discordia, que lleve yo la Unión. Donde haya duda, que lleve yo la Fe. Donde haya error, que lleve yo la Verdad. Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría. Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz. Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, como amar. Porque es: Dando , que se recibe; Perdonando, que se es perdonado; Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
El MJ intenta vivir los Mandamientos y Sacramentos.
El MJ reconoce que Jesús es el primer y más grande evangelizador enviado por Dios.
El MJ se apasiona por conocer cada día más sobre la vida de Jesús. Jesús dedicó su vida terrena a anunciar el Amor de Dios con hechos, a todos y especialmente a los más necesitados, construyendo el escándalo de compartir. Los Cristianos debemos anunciar a Jesús comunicando su mensaje con la palabra y el ejemplo, cada uno en el lugar donde viva, en el hogar, el trabajo, en la escuela, universidad, en el barrio, en todos lados y de diferentes maneras más allá de que nos convenga o no, nos sirva o no, porque evangelizamos para dar mayor gloria a Dios que nos ama infinitamente.
Ignacio Baus