El mundo está lleno de gente buena, eso gustaba internamente mientras mis ojos hoy cristalinos veían el cielo y mi cuerpo se dejaba acariciar y atravesar por el aire.
Esta conciencia no quitaba que pudiera percibir gente buena pero cansada, gente buena pero desilusionada, gente buena pero desolada.
Afortunadamente, Dios nos ama con ‘pero’ incluido y mira con esperanza el fondo de nuestro corazón bueno y frágil.
El mundo necesita palabras que acaricien y no ruido vacío. Las escuelas necesitan que detrás del contenido haya sentido. El día vivido necesita plena entrega y pleno descanso.
Jesús, el mundo tiene sed de Vos. Enséñame a servirte.