Tu presencia en mí
sosteniéndome en el dolor,
limpiando mi mirada
del ‘yo’ que opaca toda imagen
Tú en mí invitándome
a acoger lo de hoy, no más
Tú en mí susurrándome
que me basta tu gracia
para crecer, para reír,
para llorar en paz,
para amar, para vivir.
Tu presencia en otros,
en los cercanos,
en los que se descentran para amar,
en los vínculos antes muertos
que comienzan a resucitar.
Tú en la entrega cotidiana,
en el abrazo amigo,
en los ojos que brillan
y en su hondura se encuentran.
Tú, haciendo del mundo casa,
Tú abrazando y sanando
Tú haciéndonos prójimo
Tú, el Dios cotidiano,
escondido para no escandalizarnos
Tú, hecho regalo
para que jamás creamos merecerte,
ni intentemos poseerte.
Tú, presencia acogedora,
tierna, cercana, omnipresente,
humana.
Tú, mi Dios,
que por tu Espíritu
te sigues encarnando.
Tú, Dios y amigo,
Padre que ama en libertad,
Tú, enseñándonos a amar,
Tú, dándonos de beber tu paz
Tú, Camino, Verdad y Vida,
y en Ti nosotros
haciéndonos Camino,
mirándonos en tu Verdad,
aprendiendo a Vivir en libertad.
Tú en mí,
Tú en otros,
Tú entre nosotros.
Fuente de la imagen: corxalexar
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero…
Jesús dijo a sus discípulos: «No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de…
Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no…
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y…
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros…