Un pesebre actual

martes, 7 de enero de
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Finalizado este tiempo de navidad, me quedé por un ratito contemplando el pesebre y empecé a pensar que no es sólo una representación de algo que ocurrió en el pasado, sino que hoy esa imagen del pesebre se hace presente en todas partes.

El pesebre está en los miles de migrantes, que como María y José peregrina buscando un lugar donde refugiarse, que también como ellos se enfrentan una y otra vez a puertas que se cierran, a personas que no pertenecen a esa tierra, que no hay lugar para ellos.

El pesebre esta en los desamparados, en las familias que habitan en los suburbios, en las calles, en quienes como María y José no tienen a donde ir.

El pesebre está en los pobres, en quienes no tienen dinero, o grandes bienes materiales, en quienes como María y José no llevan un pesado equipaje a donde van, sino que caminan simplemente con lo puesto.

El pesebre esta en los “nadies”, en quienes no ostentan cargos importantes, ni hacen alarde de su posición social, en quienes como María y José en su camino a Belén pasan desapercibidos para el resto.

Asimismo, el pesebre está presente en quienes no se resigan a vivir en un mundo injusto y como ese pequeño niño que nació en Belén trabajan toda su vida intentando hacer de este un lugar mejor.

El pesebre está presente en quienes, en medio de la pobreza, de la miseria, de la tristeza intentan ser un destello de esperanza, como lo fue ese pequeño niño que nació en Belén y que desde el humilde pesebre fue una luz de esperanza para María y José, para los reyes que vinieron desde oriente, para los pastores y para el mundo entero.

El pesebre esta presente en quienes sueñan con un mundo distinto, quienes como ese niño que nación en Belén llenos de ilusión van transmitiendo ese sueño y esa alegría a todas las personas con las que se encuentran.

El pesebre está presente en quienes se entregan a los demás y como es pequeño niño que nació en Belén están dispuesto a dar su vida por los otros

El pesebre está presente en quienes aman así como nos amó ese pequeño niño que nació en Belén, sin medida y sin condiciones, tal y como somos.

El pesebre esta en todas partes porque es esa imagen de Dios cercana y humana, que nos habla de esa realidad dolorosa y difícil a la que nos toca enfrentarnos a veces, las puertas que se cierran, todos los no que nos dicen, las faltas, las carencias y a su vez nos habla de la alegría y la esperanza que trae Cristo a nuestras vidas, de ese pequeño niño lleno de ilusiones que nosotros debemos imitar para hacer del mundo un lugar mejor. El pesebre es un gran gesto de amor, terminando este tiempo de navidad procuremos nosotros hacer siempre de nuestros corazones pesebres acogedores para ese pequeño niño y para cada persona con la que nos encontremos en este caminar.