Cuando la tormenta sea grande, la lluvia no nos deje ver con claridad, los relámpagos nos asusten, ven con nosotros a caminar.
Si la sequía abunda, y no tengamos ni una gota de agua, ven con nosotros a caminar.
Cuando la misma piedra de siempre nos haga tropezar, ven con nosotros a caminar.
Si las cosas van mejorando, y necesitamos un oído para contar nuestras alegrías, ven con nosotros a caminar.
Cuando haya sol radiante en nuestras vidas, ven con nosotros a caminar.
Oh Señor, estate siempre caminando a nuestro lado, por que sin tu presencia, nos sentimos perdidos.
En la adversidad, y la felicidad, que siempre esté tu corazón guiando al mio, para poder llevarte a todos lados, allí donde más te necesitan.
Maria, dulce compañera de camino, que bajo tu manto podamos ser mensajeros de su amor.
Amen.