Ven, Espíritu Santo, fortalece mi confianza y esperanza, Vos que escuchas la súplica de los que has creado por amor. Ven, Dulce Ruah, inclínate con ternura hacia mí, protege mi vida con tu presencia.
Ven, Espíritu Santo, conduce mis pasos hacia la paz, Vos que sos el Consolador de los que lloran a causa del dolor. Ven, Dulce Ruah, da firmeza a mis pasos, que en mi camino se abran sendas firmes y serenas.
Ven, Espíritu Santo, proclama tu misericordia a través de mí, Vos que miras lo bueno que hay en lo profundo de mi ser. Ven, Dulce Ruah, llena mi corazón con tu presencia, haz que descubra tu mirada misericordiosa en mi interior.
Ven, Espíritu Santo, anuncia la alegría de la Resurrección, Vos que sos el que nos transmitís las palabras de Jesús. Ven, Dulce Ruah, regocija mi vida con la vida del Resucitado, enséñame a prestar atención a las cosas simples y pequeñas que dan vida.
Ven, Espíritu Santo, reconforta mi cuerpo y alma con tus dones, Vos que sos el Creador, Señor y Vida de cuanto existe. Ven, Dulce Ruah, vivifica mi vida con los frutos que me diste en el bautismo, sos el aliento divino que da plenitud de vida a mi historia personal.
¡Ven, Espíritu Santo, Ven, Dulce Ruah, que con Tu gracia pueda experimentar una vez más, la novedad de Pentecostés!
Amén.
Carolina Lizárraga, SSpS