Confiar en el curso de la vida Agradecer los rostros y las risas Apretar las manos queridas Mirar con ternura lo amado Escuchar con atención el don escondido y regalado en lo cotidiano Guardar en el corazón la sonrisa de quienes amamos Darnos enteros, más allá del miedo Ser fieles a nuestro sentir Ser genuinos en nuestros modos de proceder Dejar a Dios obrar en nuestra cotidianidad Buscar el Encuentro Festejar todo aquello que nos sostiene en nuestras noches Reconocernos amados e invitados a aprender a amar desde lo que somos al modo de quien se encarnó para enseñarnos qué es el amor Cada día, desde nuestra pobreza, aprender a amar con profunda simpleza al modo de Jesús.