Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”. Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: “¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?”. Ellos le respondieron: “Sí, Señor”. Jesús les tocó los ojos, diciendo: “Que suceda como ustedes han creído”. Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: “¡Cuidado! Que nadie lo sepa”. Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Estamos caminando el tiempo del Adviento, un tiempo que nos prepara para celebrar la navidad y la navidad es la Luz, es la Luz que Jesús que brilla en la noche. Es la luz de un niño que nos trae la ternura en un mundo, tantas veces distante y frío.
Hoy el Evangelio nos presenta a dos ciegos que piden de Jesús poder ver, y Jesús por medio de su fe les regala la posibilidad de ver la luz. Esta curación de Jesús a estos dos ciegos es un símbolo hermoso del camino de adviento, el camino de adviento es un tiempo espiritual para poder acercarnos a la luz de la navidad, la luz que trae El Niño para que, por medio de la fe, pasemos de la ceguera, individualismos, del materialismo, la ceguera de pensar solo en nosotros a la luz de descubrir que Jesús vive en el rostro del otro.
Que tengas un hermoso día.