Viernes 07 de Enero de 2022 – Evangelio según San Mateo 4,12-17.23-25

lunes, 3 de enero de
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Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz. A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”. Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

 

Palabra de Dios

Padre Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María – Córdoba

 

El Evangelio de hoy nos invita a estar preparados, a estar despiertos, a estar vigilantes. Nos viene muy bien en el inicio de este año, nos hace bien escuchar estos consejos de Jesús. Vivir este año despiertos, preparados, atentos, vigilantes ¿a qué? al Señor que viene a nuestro encuentro en cada acontecimiento, en cada persona. El Señor que nos invita a seguirlo, a construir el Reino, a caminar juntos. Al Señor que cada día tiene preparado para nosotros un regalo para que lo podamos compartir con los demás.

Estar atentos, despiertos y vigilantes será una buena máxima para este año, para vivir nuestra vida de fe, personal y comunitaria.