Viernes 10 de Enero del 2020 – Evangelio según San Lucas 4,14-22a

jueves, 9 de enero de
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Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.

Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.

 

Palabra de Dios


Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

Ya estamos finalizando el tiempo de Navidad, y la celebración de la Epifanía del Señor, del pasado 6 de enero, es la que nos señala el sentido de la liturgia de estos días. En aquella fiesta veíamos a Jesús y a María en el pesebre, y a los Magos, que desde lejos venían a adorar a Dios.

Ahora, nos encontramos a Jesús adulto, al comienzo de su vida pública, que regresa a Nazaret, después de haber adoptado una vida itinerante, recorriendo distintos pueblos de la región, predicando, sanando, haciendo el bien, y suscitando la alabanza de muchos.

Es Jesús, quien entra a la Sinagoga del pueblo donde creció, y lee el pasaje del Profeta Isaías, con el que se identifica e identifica su misión. Jesús es el ungido de Dios, el enviado… es el hombre que viene de Dios, y viene para salvar, para sanar, para hacer el bien, para liberar, para anunciar la misericordia del Señor. Y esto Jesús lo vive con un estilo de vida sencillo, pobre en medio de los pobres, humilde y servidor. Recorre los pueblos, acompañado de su comunidad de discípulos; se acerca a los que sufren, siente compasión de los tristes y abatidos, y comunica con su enseñanza y con sus obras, el amor, la misericordia y la justicia del Padre.

Hoy nos toca a nosotros reconocer a Jesús que se manifiesta como el redentor; hoy, Jesús también viene a liberar, a sanar, a anunciar la buena noticia a los pobres de nuestro tiempo. Hoy como entonces, Jesús no vive solo esta misión, sino que sigue llamando a amigas y amigos para que lo acompañen en la tarea de la redención. La causa de Jesús es el bien de la humanidad, comenzando por los más desfavorecidos, y llevando a cabo esta misión con las armas propias del amor, para llevar a este mundo hacia el Padre.

Hoy nos toca reconocer a Jesús como el Salvador y unirnos a ÉL. Para esto los invito a acercarnos a los que sufren y escuchar sus necesidades, sus angustias y esperanzan; y los invito también a ofrecer nuestras personas a Dios, para que nosotros seamos los pies, las manos y los labios de Cristo en este tiempo de la historia, para que vayamos, guiados por el mismo Espíritu que guió a Jesús, a los hombres y mujeres de hoy, para sanar, para enseñar, para liberar.