Viernes 12 de Junio del 2020 – Evangelio según San Mateo 5,27-32

jueves, 11 de junio de
image_pdfimage_print

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

 

Palabra de Dios

 

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

Cuando uno ama a alguien; cuando uno ama un proyecto, o ama un modo de entender a Dios, al mundo, al sentido de la vida; cuando uno ama de verdad no va calculando los más y los menos, no se queda conforme por cumplir lo mínimo estipulado, no busca obedecer reglas exteriores para que los demás vean que está comprometido con la causa; sino que busca amar con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, desde lo más más íntimo de uno mismo. Cuando uno ama enserio, no se trata de mostrar el amor solo en lo que se exterioriza, sino que uno busca cuidar ese amor desde lo más profundo de su propia intimidad.

Jesús nos invita a enamorarnos del proyecto del Padre, por el que Él vivió y se jugó la vida. Por el que amó hasta el extremo: Jesús nos invita a enamorarnos de la fraternidad del Reino, y buscarla con la misma coherencia y la misma pasión con la que Él la buscó. Para Jesús, el Reino de Dios y su justicia era el tesoro que conquistaba su corazón, el centro de su persona.

Se trata de apasionarnos por la causa de Jesús, y en ella poner todo el corazón… pero eso hay que aplicarlo a la vida concreta. Por eso, no se trata solo de no traicionar con otra persona al ser amado; sino que tenemos que cuidar ese amor y a la persona amada, desde lo más íntimo, desde lo que solo nosotros y Dios conocemos.

Se trata de vivir la fraternidad del Reino, en todas nuestras relaciones, y en lo cotidiano, y Jesús toma como relación paradigmática a la que se da en un matrimonio. Cuidar la fidelidad y el amor, desde lo más profundo del corazón, desde el cuidado de esas dimensiones que no son públicas y que solo nosotros conocemos.

Nos podríamos preguntar: cómo Dios nos va entusiasmando por su proyecto de amor y de justicia; cómo Dios nos va enamorando de la dignidad de todo ser humano y de su proyecto del Reino. Nos podríamos preguntar, si lo vamos buscando de verdad, con un corazón enamorado, o vamos tranzando con mediocridades, mentiras, deshonestidades.

¿Qué paso podrías dar, para que tu entrega sea más plena, para que seas más libre, para que ames más en serio y más fielmente? ¿Qué hábitos tendrías que cambiar? ¿De qué situaciones te tendrías que cuidar, o alejar? ¿Qué compromisos tendrías que asumir con más entusiasmo, con más cuidado de lo que se va fraguando en tu interioridad? Hacete estas preguntas y confiá en Dios, y seguí lo que Él te diga al corazón. Que Dios te bendiga y fortalezca.