Jesús dijo a sus discípulos: “En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada”. Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?» Jesús les respondió: “Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”.
Ya llegando al final del tiempo litúrgico y a un mes y medio de que termine el año 2021 los Evangelios van tomando un tono apocalíptico a través de figuras fuertes nos van invitando a pensar en el final, van poniendo en perspectiva nuestra vida. Hemos sido creados para la eternidad, creemos en una segunda venida en gloria de Cristo. Nuestra vida no puede resumirse en beber, comer comprar; en lo superficial, sino que debemos darle un peso de eternidad a cada día, a cada elección, a cada opción y a cada minuto de nuestra vida. Pensar en el final de los tiempos no nos debe llenar de temor sino hacernos más responsables en esta vida y más confiados en la misericordia de Dios que tengas un hermoso día