¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: ‘¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’. Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras”.
En este camino del adviento nos encontramos con Jesús que acusa a su generación, de algo que todos los seres humanos sufrimos, sea en el tiempo en el que vivamos, que es vivir en la insatisfacción permanente. Dice Jesús, “vino Juan el Bautista que no comía ni bebía y decían que estaba loco, viene el hijo del hombre y dicen que es un borracho y un comilón”. También en otro momento dice que le tocaron cantos fúnebres y no lloraron, le tocaron cantos alegres y no rieron.
Este inconformismo permanente que vimos cada uno de nosotros, exigiéndole a los demás que llenen aquello que está vació en nuestro corazón. Que bueno que este inconformismo existencial, para llamarlo de alguna manera, sea un lugar en el que nos podamos encontrar con Dios. Hay un vació profundo en el corazón de cada uno de nosotros, que sólo puede ser llenado por Jesús. ¡Qué que tengas un hermoso viernes!
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