Viernes 13 de enero de 2023 – Evangelio según San Marcos 2,1-12.

viernes, 13 de enero de

Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa.
Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.
Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”.
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior:
“¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: “¿Qué están pensando?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate, toma tu camilla y camina’?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados
-dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto nada igual”.

 

 

Palabra de Dios

Padre Nicolás Retes | Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

 

«Nunca hemos visto nada igual» termina el evangelio de este viernes.

Ya atravesando el tiempo ordinario dentro del jubileo de la Misericordia la liturgia de la iglesia católica nos presenta a este paralítico que no se puede mover si no es con la ayuda de sus amigos. Qué bueno que tiene amigos que se vuelven locos para tratar de ayudarlo, de llevarlo a Jesús. Y gracias a la constancia de estos amigos se produce también este milagro que Jesús realiza sobre este hombre.

Por eso hoy nuestra reflexión va en relación al tema de los amigos en Jesús, que son muy importantes para la vida espiritual, que son clave para poder acercarnos realmente a Dios.

Si bien es cierto que nuestra relación con Jesús es personal siempre en el camino de nuestra fe, en el seguimiento de Dios es necesario tener amigos en la fe, gente que nos da el ejemplo, gente que comparte muchas veces nuestros mismos valores y que a veces están más avanzados, otras veces no en el camino de la fe pero que nos van marcando los pasos a seguir.

Dios, podríamos decir, habla a través de ellos. Dios “los usa” en el buen sentido como instrumentos de Su Gracia para acercarnos a Él. Por eso hoy te invito a vos que sos jóven, que estás escuchando este comentario del evangelio a que te preguntes, a que tomes conciencia cuántos amigos en la fe tenés, que están alrededor tuyo, que a veces por ahí no hablan mucho pero con sus gestos, con sus actitudes te van mostrando la voluntad de Dios.

Por eso es importante tener un corazón abierto, despierto a lo que Dios nos va marcando. No solo Dios habla a través de Su Palabra, como decimos siempre, y a través de los acontecimientos de la vida, sino también a través de estos amigos: amigos en la fe que hoy nos marca el evangelio.

Le damos las gracias entonces al Señor de poder agradecerle por estos regalos que Él va poniendo en nuestra existencia, de poder escuchar lo que Él nos dice a través de estos amigos.