Viernes 1º de Marzo del 2019 – Evangelio según San Marcos 10,1-12

jueves, 28 de febrero de
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Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”.

El les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”.

Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”.

Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,  y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.  El les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.

Palabra de Dios

 


P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

El Evangelio de Jesús siempre es una buena Noticia,¡Una nueva Noticia! .Y hoy el Señor nos presenta en el Evangelio de Marcos la buena noticia de la familia. La familia en el corazón de Dios está compuesta del varón y de la mujer, que se unen para siempre y ya no son dos, sino una sola carne y nada puede separar lo que Dios ha unido.

Este mensaje del Evangelio de Jesús sobre la familia, nosotros hoy en un contexto de diversidad también lo queremos anunciar con mucho respeto, con humildad pero también con firmeza. Creemos en la familia, creemos en la familia como Dios la ha soñado en su corazón, y queremos invitarnos a todos, a los jóvenes que sientan esta vocación a la familia, a enamorarse, invitarlos a vivir un camino de discernimiento serio en el noviazgo, para poder decidir amarse durante toda la vida a partir de una bendición de Dios, que nosotros creemos se da en el Sacramento. La vocación matrimonial, ¡hermosa vocación!, una dignidad la de vivir la vida matrimonial en la familia.

Hoy queridos jóvenes entonces estamos invitados a repensar, a repensarnos en esta vocación matrimonial. Hablar del matrimonio cristiano no es hablar de cosas viejas ni de cosas con olor a naftalina, ¡es una buena noticia! Ojala entonces que tantos jóvenes que están llamados a la vida familiar puedan descubrir la hermosura de vivir la familia en el sacramento del matrimonio. ¡Que tengas una buena semana!