Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.
Una vez más nos encontramos con el evangelio que nos resume lo más importante, lo esencial.
Cada tanto es lindo volver a hacer memoria, a recuperar que es lo esencial. En el camino de la vida se nos pueden pegar cosas que no son fundamentales. Lo esencial es el amor en su don de dimensión a Dios y a los demás. Amar y dejarnos amar, es inseparable el amor a Dios y el amor a los hermanos y hermanas , es inseparable esa capacidad de amar y dejarnos amar. Amar es abrir el corazón para darnos a los demás y abrir el corazón para dejar que Dios y los demás entren en él.
Que tengas un hermoso día.