En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.”
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas.”
Seguimos compartiendo en el Evangelio de Juan cercanos ya a la fiesta de la Asunción de Jesús, de Pentecostés la venida del Espíritu Santo; todos los textos van tomando esta tonalidad de despedida. De despedida y de promesa, y hoy Jesús nos compara este tiempo con el tiempo de la mujer embarazada que está por dar a luz, una tristeza que encierra una profunda alegría, algo se está gestando.
Creo que en este tiempo tan especial en el que vivimos es interesante descubrir como este tiempo de tristeza, de encierro de perplejidad de no saber bien que pasa es un tiempo en el que Dios está gestando y quiere gestar con nosotros algo nuevo, y que esta tristeza llena de la presencia del resucitado se transforma en alegría, en bendición, en esperanza, solidaridad en frutos nuevos.
Interesante como la esperanza cristiana nos ayuda a descubrir aún en las situaciones más difíciles un germen de vida . ¡Que tengas un hermoso día!
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