Viernes 25 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 12,54-59

jueves, 24 de octubre de
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Jesús dijo a la multitud: “Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.

¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?

Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.”

 

 

Palabra de Dios


P. Javier Soteras director de Radio María Argentina

 

Jesús advierte sobre la necesidad de discernimiento que hay en nuestras vidas.  Cuando ven una nube que se levanta en Occidente, ustedes dicen “enseguida va a llover” y así va a suceder y cuando sopla viento del sur dicen que hará calor y así sucede.

Así deberíamos hacer nosotros, dice Jesús, con los acontecimientos de la historia. Saber distinguir, cuales nos hablan de la presencia de Dios, en el corazón mismo, del acontecer diario y cuales son los que nos apartan de la presencia de Dios, en lo de todos los días. Ese es el espíritu del que discierne. Hibernesis se dice en griego, tiene que ver con distinguir, separar para elegir.

Que en la vida de todos los días, cada uno de nosotros tenga la posibilidad de hacerlo, depende del registro interior que hagamos de lo que acontece y ¿cómo es que repercute en nosotros? Para como dice San Ignacio, tomándolo todo, saber distinguir y elegir lo que nos sirve tanto y cuanto. Pruebenlo todo, quédense con lo bueno dice San Pablo.

Se trata de vivir la vida de todos los días con la connaturalidad que nos da la posibilidad de “ver” en lo cotidiano, por sentido común, que suele ser el sentido menos común de los sentidos, que es lo que verdaderamente nos hace bien y apartarnos de lo que no nos hace bien.

Y en todo caso, en muchos casos, mejor dicho, saber enfrentar lo que es dañino para no solamente saber resistir a lo dañino, sino también para vencer, en aquellos lugares donde somos invitados a ser testigos de la luz y de la presencia de Dios en lo cotidiano, en lo de todos los días.

Capacidad de discernimiento, es lo que le queremos pedir al Señor, que derrame en el corazón de todos y de cada uno de nosotros en este día. Capacidad de distinguir, lo que viene de Él, de lo que no viene de Él. En lo más profundo del corazón, esta distinción la hacemos por los sentimientos que se despiertan en nosotros, cuando es alegría, serenidad, paz, gozo. Cuando sentimos que una fuerza interior nos impulsa por encima de las dificultades hacia adelante, es el mismo Dios que en el acontecer cotidiano, nos invita a ir hasta donde Él nos convoca en lo de todos los días.

Cuando es la tristeza, la angustia, la desesperación, la desolación, la violencia, la falta de paz, es la fuerza del mal, que opera sobre las partes más frágiles de nuestra naturaleza y nos impide estar en comunión con Dios y con los hermanos.

Discernimos para elegir y elegimos el querer de Dios, que siempre es espíritu de comunión y espíritu de fraternidad.

En lo cotidiano hay muchas fuerzas que apuntan a la división, al enfrentamiento y al agrietamiento en las relaciones entre nosotros. Saber tirar puentes sobre esos lugares, saber apartarnos de aquellos lugares agrietados que buscan hundirnos en el sin sentir y considera a los otros, más que como hermanos, como enemigos.

Que el Señor nos de gracia de discernimiento, para construir en el espíritu de la comunión y hacer de nuestra convivencia familiar-eclesial, una casa y una escuela de comunión.